EvAU Historia. Tema 29: El Sexenio Democrático. La Constitución de 1869, Amadeo I y la I República
Hoy estudiaremos el tema 29 del examen de Historia de España de la EvAU, correspondiente al Sexenio Democrático, así como los principales sucesos que en él acontecieron: la Constitución de 1869, el reinado de amadeo I y la I República.
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1. Causas de la revolución Podemos distinguir dos causas principales de la Revolución de la Gloriosa de 1868:
A) Crisis económica
Pese a la relativa buena situación económica a finales de los 50, todo cambió en los años 60 por diferentes motivos.
El primero estuvo relacionado con las acciones de la bolsa. La construcción de las líneas de ferrocarril del siglo XIX conllevó grandes inversiones y movimientos de capital, que después no dieron la rentabilidad esperada, lo que provocó que las acciones se desplomaran.
También hubo una crisis industrial, centrada sobre todo en Cataluña. Debido a la Guerra de Secesión estadounidense (1861-1865), los precios del algodón subieron rápidamente. Este algodón norteamericano abastecía a buena parte de la industria textil española, que ya no podía pagarlo. Además, la crisis económica provocó un descenso de las ventas en el sector y un aumento de los precios de los alimentos, lo que tampoco ayudó a tranquilizar a un campesinado cada vez más pobre y hambriento.
A ello hay que sumar el descontento del proletariado industrial por sus condiciones laborales. Debemos señalar que los años centrales del siglo XIX supusieron un gran auge a los movimientos obreros a nivel europeo, algo que se aprecia en la huelga general de 1855, que es considerada como la primera del país.
El problema de precios de los alimentos se vio agravado por la crisis de subsistencia de 1866. Algunas malas cosechas provocaron escasez de trigo, lo que se tradujo en el aumento de precios.
B) Deterioro político
El sistema político era un caos. Los Gobiernos se sucedían sin ningún tipo de éxito en sus medidas, y todos los sectores se consideraban afectados y desprotegidos.
El inicio más directo de este declive se produjo desde 1863, con la caída de Leopoldo O'Donnell. Desde entonces se aprecia la rápida descomposición del sistema político, motivada porque los moderados ejercían un gobierno cada vez más represivo, sin escuchar a la oposición.
A ello hay que sumar la opinión pública sobre la Monarquía. La Reina pasaba un mal momento. El hartazgo del pueblo ante la incompetencia de los políticos y la obsesión de Isabel II por mantener en el Gobierno a los moderados provocó la deslegitimación de la Reina.
La corrupción estaba en el centro de la vida política y un cambio se hacía necesario.
2. La Revolución Gloriosa
El 16 de agosto de 1866, Juan Prim (partido progresista) y los demócratas firmaron el Pacto de Ostende, al que la unión liberal se sumó poco después.
Este pacto tenía 2 puntos:
- Que el objeto y bandera de la revolución en España es la caída de los Borbones.
- Que siendo para los demócratas un principio esencial de su dogma político el sufragio universal y admitiendo los progresistas el derecho moderno constituyente del plebiscito, la base de la inteligencia de los dos partidos fuera que por un plebiscito o por unas Cortes Constituyentes elegidas por el sufragio universal, se decidiría la forma de gobierno que se había de establecer en España, y siendo la monarquía, la dinastía que debía reemplazar a la actual; en la inteligencia de que, hasta que así se decidiese, había de ser absoluta la libertad de imprenta y sin ninguna limitación el derecho de reunión, para que la opinión nacional pudiese ilustrarse y organizarse convenientemente.
Es decir, pretendían destituir a la Reina, evitar que un Borbón la sustituyera y establecer unas Cortes constituyentes, que serían elegidas por sufragio universal y decidirían la forma del nuevo Estado.
Tras varios intentos, la llamada “Gloriosa” se inició el 19 de septiembre de 1868 y sus máximos líderes fueron los generales Prim y Narváez, y el almirante Topete.
Esta revolución fue militar y popular, porque el pueblo también se levantó contra el ejército isabelino, organizándose en Juntas Revolucionarias.
Tras la victoria de los sublevados, el Gobierno dimitió y la Reina huyó a París, donde recibió la ayuda de Napoleón III. Ella jamás volvió a España y, en 1870, abdicó en su hijo, Alfonso (el futuro Alfonso XII).
Sin embargo, el resultado de la guerra no fue el esperado y se sucedieron diferentes gobiernos, de muy distinto tipo, en poco tiempo.
3. Los nuevos gobiernos
A. La regencia de Serrano (1869-1871)
El Gobierno provisional resultante del conflicto eligió al general Francisco Serrano y Domínguez como regente, y a Juan Prim como Presidente del Gobierno. Una de sus primeras medidas fue disolver las juntas y desarmar a las milicias. Después, promulgaron varios decretos, como la libertad de imprenta o el sufragio universal, y convocaron elecciones a cortes constituyentes.
El siguiente paso será la aprobación de una nueva Constitución, la de 1869, cuyas primeras palabras afirmaban lo siguiente:
"La Nación española, y en su nombre las Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal, deseando afianzar la justicia, la libertad y la seguridad, y proveer al bien de cuantos vivan en España, decretan y sancionan la siguiente Constitución".
De carácter democrático, esta es una Constitución esencial en nuestro país por ser la primera aprobada por ese sufragio universal que pedía la Revolución (sufragio universal masculino, eso sí).
El sufragio permitió la representación en Cortes de los partidos minoritarios del momento; es decir, de los demócratas, republicanos e incluso el carlismo.
Algunas de las cuestiones que aprobaba esta Constitución fueron la soberanía nacional, la división de poderes, un amplio grupo de libertades individuales (incluyendo la libertad de culto) y la creación de unas cortes bicamerales. España se definía, además, como una monarquía democrática; es decir, el Rey reinaba pero no gobernaba.
Algunos ejemplos de artículos de carácter social:
- Art. 21: La Nación se obliga a mantener el culto y los ministros de la religión católica. El ejercicio público o privado de cualquiera otro culto queda garantizado a todos los extranjeros residentes en España, sin más limitaciones que las reglas universales de la moral y del derecho. Si algunos españoles profesaren otra religión que la católica, es aplicable a los mismos todo lo dispuesto en el párrafo anterior.
- Art. 22: [...] Tampoco podrán establecerse la censura, el depósito ni el editor responsable para los periódicos.
- Art. 28: Todo español está obligado a defender la Patria con las armas cuando sea llamado por la ley, y a contribuir a los gastos del Estado en proporción de sus haberes.
Algunos ejemplos de artículos de carácter político:
- Art. 32: La soberanía reside esencialmente en la Nación, de la cual emanan todos los poderes.
- Art. 33: La forma de Gobierno de la Nación española es la Monarquía.
- Art. 34: La potestad de hacer las leyes (poder legislativo) reside en las Cortes. El Rey sanciona y promulga las leyes.
- Art. 35: El poder ejecutivo reside en el Rey, que lo ejerce por medio de sus ministros.
- Art. 36: Los Tribunales ejercen el poder judicial.
- Art. 38: Las Cortes se componen de dos Cuerpos Colegisladores, a saber: Senado y Congreso. Ambos Cuerpos son iguales en facultades, excepto en los casos previstos en la Constitución.
En cuanto a la política económica, este Gobierno apostó por el librecambismo y la creación de una moneda común para toda España, la Peseta.
Pese a estas medidas, el descontento no desapareció. El librecambismo trajo más protestas en el sector agrario, y la venta de minas a empresas extranjeras, para calmar la deuda, tampoco ayudó.
Tras crear la Constitución y establecer algunas políticas, era turno de buscar al nuevo Jefe del Estado. La búsqueda no fue fácil, pues el Rey debía ser católico y liberal. Finalmente, en 1870, tras una ajustada votación, el honor recayó en Amadeo de Saboya, de la familia real italiana. Otros candidatos fueron el Duque de Montpensier (cuñado de Isabel II), el portugués Fernando de Sajonia-Coburgo (que rechazará la candidatura) y el prusiano Leopoldo de Hohenzollern)
Amadeo I llegó a España en medio de las tensiones, porque nadie parecía satisfecho. Los republicanos y los carlistas estaban especialmente descontentos. Los primeros no querían un Rey, los segundos consideraban que el candidato no era el adecuado. A ello se sumó el asesinato de su principal valedor, Prim, sólo 3 días antes de su llegada, y que Cánovas del Castillo ya había comenzado a recabar apoyos para el regreso de los Borbones, mediante Alfonso XII.
En estas fechas estallará la III Guerra Carlista (1872-1876).
B. El reinado de Amadeo I
El nuevo Rey contó con el apoyo de las élites aristocráticas, el clero y algunos cargos militares conservadores. Sin embargo, su oposición era más fuerte y se dedicó a sabotear su reinado. Pese a la brevedad, su mandato estuvo lleno de inestabilidad:
- La crisis colonial, con la Guerra de Cuba (1868-1878) y el motín de Cavite (20 de enero de 1872), en Filipinas.
- La III Guerra Carlista (1872-1876), que sobre todo afectará en zonas de País Vasco, Navarra y Cataluña.
- La extensión del republicanismo federalista.
- La extensión del movimiento obrero y sus reivindicaciones gracias a la I Internacional (1864), a la que asistieron Giuseppe Fanelli (anarquista italiano que se instaló en España, por petición de Mijaíl Bakunin, para extender sus ideas) y Paul Lafargue (un marxista hispano francés con contactos con Karl Marx).
- El rechazo de los moderados, liderados por Cánovas del Castillo, que apoyaban la candidatura de Alfonso, el hijo de Isabel II.
A todo ello se sumará la incapacidad de crear un Gobierno fuerte y competente. En apenas 2 años hubo 6 Gobiernos y 3 elecciones. Finalmente, sólo, sin apoyos y rodeado de problemas, Amadeo I abdicará el 11 de febrero de 1873.
C. La I República
Tras la renuncia de Amadeo de Saboya, la Constitución de 1869 dejó de ser válida y las Cortes, en búsqueda de una nueva forma de gobierno, sometieron a aprobación la República.
En febrero de 1873 se proclamó la I República española, cuya principal característica fue la debilidad por la falta de apoyos políticos. Los grupos monárquicos y carlistas, así como sectores sociales como la nobleza o el clero, estaban en contra de esta forma política. Incluso, los propios republicanos se enfrentaban entre sí al haber 2 corrientes, la federalista y la unionista.
Tras el Gobierno provisional de Figueras (12/02/1873-11/06/1873), que era un gran defensor de la República unitaria, se producen unas elecciones a Cortes Constituyentes (11/03/1873) que ganarán los republicanos federalistas, de Francisco Pi y Margall, y que contará con un 60% de abstención.
Los líderes de los otros principales partidos eran Antonio Cánovas del Castillo (partido Alfonsista), Práxedes Mateo Sagasta (partido Constitucional y Conservador), Cristino Martos (partido Radical Independiente)
El gobierno de Margall redactó una nueva Constitución, la de 1873, que no llegará a ser aprobada. En ella se hablaba de cuestiones como la soberanía nacional, la existencia de 17 estados federados (era una Constitución Federal), el establecimiento de un poder legislativo bicameral (Congreso y Senado)…
Ante su incapacidad para resolver los problemas, Margall dimitirá (11/07/1873) y será sustituido por Nicolás Salmerón (que había sido Ministro de Gracia y Justicia del gabinete de Figueras), que también terminará dimitiendo (el 07/09/1873). Emilio Castelar, que defendía un republicanismo democrático y liberal y había sido Ministro de Estado en tiempos de Figueras, le sucederá y gobernará por decreto, anulando las garantías constitucionales durante 3 meses.
Llegados a este punto, se hace necesario contextualizar el Gobierno de Castelar. España vivía un momento convulso debido a la reanudación de la III Guerra Carlista, la insurrección cantonal y el punto álgido de la guerra de independencia cubana. El cantonalismo fue un movimiento revolucionario que pretendía dividir España en cantones. Era una variante radical del republicanismo federal, que se fue extendiendo por el país, ante la cual se utilizó al ejército, encabezado por Martínez Campos y Pavía.
Con la reapertura de las Cortes, en 1874, el general Manuel Pavía (apoyado por Francisco Serrano y Cristino Martos) asaltó el Congreso (03/01/1874) y formó un Gobierno de concentración de corte dictatorial.
Tras algunos meses en los que se sucedieron líderes como el propio Serrano, en diciembre de 1874, el general Arsenio Martínez Campos restauró la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII, hijo de Isabel, mediante un nuevo pronunciamiento (el Pronunciamiento de Sagunto). Esta es la conocida como Restauración Borbónica.
Hola buenas, una pregunta en el segundo párrafo pone: “ lo que tampoco ayudó a enfurecer A un campesinado cada vez más pobre y hambriento” no tiene sentido creo que os habéis equivocado
ResponderEliminarHola.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Tienes razón, fue un error de redacción que ya he corregido.
¡Saludos!